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June 17, 2019 pg. 24
Francisca Prieto
Por Denisse Espinoza A.
Radicada en Londres hace casi dos décadas, Prieto exhibe por primera vez su obra en el Museo de Bellas Artes, donde rescata papeles, mapas y libros antiguos y les da nueva vida.
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Las dos archivistas de Schroders la miraron con desconfianza e incredulidad. La multinacional británica administradora de activos fundada en Londres en 1804, había comisionado a la artista chilena Francisca Prieto (1974) para que hiciese una gran obra utilizando los archivos en desuso de la institución y ahora las archivistas debían dejarla entrar a sus oficinas, para que ella revisara y usase lo que quisiese. “Me tenían vigilada y con una actitud a la defensiva, porque claro yo venía a llevarme cosas que ellas resguardaban y se habían conservado por siglos, pero viéndome trabajar entendieron que yo de alguna forma también era una archivista como ellas”, cuenta Prieto.
Tras siete meses de trabajo, la artista completó una obra de cinco metros cuadrados que desde noviembre del año pasado decora el hall de Schroeders y que recibió los elogios de la Reina Isabel en persona. La obra recoge el acucioso y delicado trabajo que ha hecho reconocida a Prieto: juntó documentos que datan de 1864 a 1967, que ilustran más de cien años de auge y ruina en la bolsa, para convertirlos en una pieza visual, donde los dibujos detallados de puentes, minas de oro y ferrocarriles se mezclan con hojas de pago, bonos y acciones, donde incluso los colores sepia del paso del tiempo cobran un nuevo brillo. “Había mucho archivo de Chile porque Schroeders invirtió harto aquí en la época salitrera y varias quedaron metidas en la obra. La verdad es que ese trabajo fue una oportunidad único, una verdadero sueño”, dice la artista.
Radicada hace casi dos décadas en Londres, Francisca Prieto inauguró hace algunas semanas su primera muestra en el país, Las tres dimensiones, con la curatoría de Daniela Berger , en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 4 de agosto. En ella repasa su trayectoria a través de piezas únicas que reflejan su quehacer artístico: recolectar materiales del pasado, que vuelven a tener vida a través de la creación de obras plásticas delicadas y poéticas.
En estos años, su trabajo ha llegado a los más prestigiosos lugares del arte contemporáneo: en 2017 se exhibió en la Bienal de Venecia e instituciones como la British Library, la Tate Gallery y el Victoria & Albert Museum han adquiridos sus obras. Claro que Prieto no suele exhibir a menudo, lo cierto es que demora unos tres años en promedio en producir sus trabajos. Ha aprendido que ni el exitismo ni la presión van con ella.
-En 2001 se fue a Londres a hacer un máster en diseño ¿Por qué decidió quedarse?
-Siempre me sentí cuestionada en Chile, acá la gente tiende a etiquetarte, le gusta meterte en una caja para entender lo que haces, me costó verme como un artista acá, porque no cabía en ese estereotipo. En Londres estudié diseño, pero mis intereses van también por la matemática, la lógica, la arquitectura y todo eso cabe en mi trabajo. Cuando estás afuera te das cuenta que mientras más experiencias adquieras, mejor para tu trabajo. Mi vida adulta la he hecho en Londres, tengo mi familia allá y la ciudad me aporta muchísimo, pero tengo un sueño a largo plazo que es vivir entre la Patagonia y Londres, poder mezclar ese lugar de calma con la locura de ese otro mundo.
-¿Su trabajo tiene que ver con destruir para construir algo nuevo?
-No usaría la palabra destruir. Tengo un respeto enorme por las publicaciones antiguas y me fijo mucho en no trabajar con material que sea único o impagable. Trabajo con cosas que están dañadas de alguna manera. Muchos libros están con el lomo dañado, o les faltan ilustraciones, entonces ese libro pierde valor. Hay algunos que nunca se han abierto y tienen incluso las páginas pegadas. Mi planteamiento es que si ese libro va a estar cerrado para siempre, prefiero transformado en algo que será visto quizás por cientos de personas. Entonces siento una responsabilidad de mostrar estas cosas que nadie ve, para que dejen de estar ocultas.
En estos años, Prieto ha trabajado con infinidad de materiales que ha recolectado pacientemente, como mapas, atlas, partituras de música, enciclopedias, testamentos, bonos de pago. Entre las series que se exhibe ahora está Intrinsic disemension donde usa cientos de antiguos boletos de tren para formar una pintura que sigue los postulados del ruso Aleksadr Rodchenko (1921). Ahora último, está concentrada en su serie Reminiscence, donde intenta reconstruir la memoria afectiva en torno a ciertos lugares a través de colores, líneas, metal y papel.
-¿De qué forma combina los temas de las obras con los materiales que utiliza?
- Depende. En el caso de Rodchenko me interesó su idea de que la pintura se puede construir. Ese fue el desafío. Entonces después de años de coleccionar boletos Edmondson, que fue un sistema para controlar los viajes en tren que se uso en muchos países y con diferentes colores, que me di cuenta que podía encajar con esta obra. Para mí es esencial buscar el material adecuado que refuerce la idea de la obra.
-¿Son entonces estas piezas más para usted que para el público?
-Sí, totalmente. Hago las obras porque necesito resolver preguntas en mi mente. Necesito entender los procesos y las estructuras, por eso mi serie con dobleces me tomó mucho tiempo. Me gusta trabajar sola, no consulto con nadie mi proceso creativo, porque creo firmemente que sólo en la soledad aparece mi propia voz.
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